Yo no soy de Platón, soy del equipo
de esos heraclitianos penitentes
que no ven una fuente tras las fuentes,
ni un ente universal, ni un arquetipo.
Avanzo lentamente y me anticipo
como puedo a las gélidas corrientes,
y no intento buscar más referentes
que esta niebla que alguna vez disipo.
Nada de lo que fue tiene su idea
porque todo deviene y se diluye
mientras el agua corre y serpentea.
Así el amor también se constituye,
y al final es igual que una presea
que cuando se ha admirado se destruye.
David López Sandoval